Kevin Martin Weller es un autor vanguardista, independiente y
autodidacta, nacido en Bs. As. en julio del año 1994. Es un literato
perfeccionista, amante de la filosofía, la ciencia y el arte. Ha
estudiado la ciencia del lenguaje y la ciencia de la literatura desde su
adolescencia y dedica gran parte de su tiempo a la lectura y la
escritura, como si se tratase de una obsesión de la que no puede
despegarse por nada del mundo.
De su vida personal poco se sabe. No suele hacer mención de aspectos
personales ni de cuestiones familiares o relaciones íntimas, como si no
quisiese hablar sobre sus intimidades. En cambio, no tiene problema en
hablar de sus fuentes de inspiración, que son, mayoritariamente,
videojuegos, películas y series animadas con las que interactuó en su
niñez y en su adolescencia. Considera que la inspiración que lo impulsó a
escribir historias de ficción provino del mundo audiovisual, no de
los libros de literatura.
Su estilo se centra principalmente en ideologías dañinas, destacando la
crueldad extrema y el abuso hacia personas y animales, tanto físico como
psicológico, fanatismo religioso y político, destacando ciertos
aspectos del terrorismo y la limpieza étnica, y la importancia de la
vida y la muerte. Otra de las características que se ven en su estilo
son cuestiones personales y sociales: sexualidad, perversión, empatía,
injusticia, corrupción, guerra, odio, confrontación, racismo,
discriminación, misoginia y traición.
Una de las características particulares del autor es la presencia
habitual de antropomorfismo y prosopopeya. Considera que los humanos no
son los únicos que pueden tener una influencia notable en la literatura.
Los animales humanoides o los humanos animalescos generalmente se
encuentran en libros infantiles, pero eso no significa que siempre tenga
que ser así. En general, sus protagonistas no son los personajes
estereotipados que la mayoría de las historias retratan; al contrario,
muchos de ellos están basados en personas reales que conoció
personalmente.
Las vicisitudes de sus personajes, y todos los problemas por los que
pasan día a día, los obliga a filosofar y darse cuenta de la fragilidad
existencial en la cual están inmersos. Sea cual sea el rol que cumplen,
todos ellos padecen las consecuencias de sus acciones que, conscientes o
inconscientes, determinan el destino de cada uno. En algunos casos, el
protagonismo y el antagonismo no es tan claro como parece, los héroes se
pueden convertir en villanos y viceversa, sin que se altere el sentido
de su intervención.